Hábitos que pueden perjudicar nuestra salud oral
En la salud de la boca influyen muchos factores además de la genética y la higiene oral. La mayoría de nuestros tics y hábitos son inconscientes, y ni siquiera sabemos con qué frecuencia las repetimos cuando estamos ansiosos. En ocasiones sí nos damos cuenta, pero no somos capaces de dejar de hacerlo, a pesar de que algunas de estas acciones que llevamos a cabo mecánicamente en situaciones de estrés, dañan la salud de nuestra boca.
– Rechinar los dientes o apretarlos en exceso puede causar dolor de cabeza y fracturas dentarias.
Se estima que más de un 70% de los adultos tiene bruxismo (tanto el diurno como el que se lleva a cabo mientras dormimos) y en ambos casos tiene mucho que ver la ansiedad y el estrés. Pero en algunos casos puede tener que ver con una malposición dental. Ciertos estudios también lo vinculan a algunas alteraciones del sueño. Una de las principales consecuencias del bruxismo es el desgaste del esmalte. Pero además puede causar contracciones musculares en las cervicales, dolores de cabeza, y en la mandíbula, e incluso fracturas en las piezas dentales.
– Mordisquear objetos provoca daños en el esmalte de los dientes.
Son muchos los que mordisquean casi cualquier objeto que tienen entre las manos: bolígrafos, lápices, palitos para remover el café de máquina, los tapones de las botellas de plástico… Algunos lo hacen para concentrarse, y otros para calmar la ansiedad, pero los dientes sufren, porque su función no es morder objetos, sino masticar la comida. Esto provoca que la dentadura ejerza una presión inadecuada que puede fracturarlos e incluso, con el paso del tiempo, puede moverlos.
– Morderse los labios y el interior de las mejillas puede crear llagas e infecciones bucales
Dermatofagia es como se denomina al hábito de morderse la piel a propósito, y quienes lo padecen recurren a él para liberar el estrés. No nos referimos a las mordeduras accidentales del interior de las mejillas o labios, sino cuando se muerde voluntariamente.
En muchas ocasiones se comienza mordiendo lápices o algún otro pequeño objeto en situaciones de nervios, y el hábito deviene en mordisquear su propia boca, lo que puede provocar heridas dolorosas e infecciones en la mucosa bucal.
– Morderse las uñas (onicofagia)
Este hábito puede provocar incluso dolor cuando la piel que rodea la uña se inflama y se infecta. En los casos más graves pueden aparecer quistes intraóseos e infección del hueso. Pero además, suelen tener una mayor presencia de bacterias potencialmente patógenas en la boca como consecuencia de este hábito que incluso puede acarrearles infecciones intestinales, desgaste en el esmalte dental, alteraciones en la mandíbula que pueden producir dolor y problemas al masticar, así como problemas en las encías que pueden acabar provocando gingivitis o enfermedad periodontal.
– Masticar mal: Una parte importante de la población mastica sólo por un lado de la boca y, en la mayoría de los casos, el motivo es una mala colocación de los dientes e puede causar incluso asimetrías en las arcadas dentarias y en las estructuras de la cara y el cráneo. No hay que olvidar que la boca es una unidad morfo-funcional y, masticar empleando sólo un lado de la boca, lleva a una descompensación de la articulación temporomandibular y de las piezas dentales.
Del mismo modo que es difícil andar apoyando sólo dos dedos de los pies, la boca no funciona correctamente si solo contactan bien dos dientes cuando masticamos. Por continuar con el símil, si no andamos a la pata coja, no debemos masticar sólo por un lado. Así, el buen estado, la colocación y la utilidad de los dientes está directamente relacionado con lo bien o mal que trabaja la boca, y a la inversa. De ahí que hagamos tanta incidencia siempre en la importancia de resolver con ortodoncia los distintos tipos de maloclusión para lograr una buena mordida.
Aprender a masticar correctamente desde niños ayudará a evitar problemas como dolores de cabeza, estómago o de cervicales, que pueden llegar a ser crónicos.
Una boca que no es capaz de masticar bien, va a crear problemas en otras partes del organismo. Por ejemplo, triturar bien la comida es imprescindible para una buena digestión porque permite realizar una adecuada fragmentación de los alimentos para deglutirlos adecuadamente, y mezclarlos con los jugos salivares para dar comienzo a la digestión sin que el estómago tenga que realizar trabajo extra.
Evitar hablar mientras se come para masticar bien; llevar a cabo una correcta higiene oral para no perder piezas dentales, tener caries o heridas en la mucosa que dificulten la masticación; comer despacio o tomar la comida a la temperatura correcta (para no tragar demasiado deprisa porque quema o está demasiado frío) son algunos de los consejos para masticar mejor.