A muchos niños les llega a mitad de la infancia la mala noticia de que es necesario que lleven un aparato dental para corregir problemas dentales. Como siempre decimos, es importante que los niños vayan con periodicidad al dentista porque si bien es cierto que llevar aparato no es de gusto de nadie también es verdad que a veces llevarlo de manera temprana puede acortar el tiempo, o incluso evitar que se tenga que utilizar un aparato dental más complicado en el futuro.
El problema de los aparatos de ortodoncia es que suele coincidir con un mal momento en la maduración de los niños. O bien sucede con 9-10 años o directamente en la adolescencia que de por sí es una etapa muy dura para los chavales. Tienen la edad suficiente para saber que es por su bien y puedes razonarlo con ellos, pero a la vez es la edad de los complejos, del no encontrarse bien con uno mismo y de tener mucho miedo a no encajar.
Todos los adultos hemos pasado por esa fase y sabemos que no es ninguna tontería.
¿Y cómo ayudarles a aceptarlo?
- Háblale de que es bueno para su futuro. Cuando termine de llevarlo tendrá una sonrisa preciosa y de la que se sentirá orgulloso.
- Cuéntale que es como cuando llevas una escayola: ni es cómodo, ni lo más estético del mundo, pero cuando la quitamos hemos conseguido arreglar un ‘problema’ en nuestro cuerpo.
- Dile que no es un problema que se solucione por sí solo y que hay muchos adultos que utilizan aparato dental para corregir problemas que debieran haberse solventado cuando eran pequeños.
- El porcentaje de niños que necesitan aparato es muy alto: llevarlo no nos convierte en bichos raros.
- Una ortodoncia conlleva un mantenimiento constante y necesita de productos específicos. Mantener en condiciones nuestra ortodoncia nos va a ayudar además a aprender a cuidar, con constancia, las cosas delicadas.
¿Cómo lo llevan vuestros hijos? Sabemos que no es una tarea fácil ayudarles en ese trance pero si conseguimos transmitirles la idea de que no es un castigo sino una suerte habremos ganado la batalla.